En el segundo informe CEU-CEFAS: “El éxodo vasco como consecuencia de la persecución ideológica” analizamos las consecuencias del terrorismo de ETA y el nacionalismo excluyente a nivel demográfico, económico y social en el País Vasco.
A partir de 1976-1977 comenzó en el País Vasco un proceso de desmoronamiento demográfico de hondas repercusiones negativas. La región que más ha envejecido de España desde 1976 es el País Vasco, por la enorme caída de la fecundidad, bastante mayor que la media nacional, y por el éxodo vasco.
El resultado es que se han marchado de las tierras vascas, en números netos, unos 180.000 españoles nativos entre comienzos de 1977 y de 2022 por razones políticas. Esa merma de unas 180.000 personas, en torno al 9% de la población vasca de 1977, en realidad, implica una pérdida demográfica adicional de varias decenas de miles de habitantes más, que son los hijos e incluso los nietos que habrían tenido en el País Vasco muchos de los que se fueron. La impunidad de los asesinatos de ETA, amparada por el silencio en la calle y los comentarios favorables de los simpatizantes de los demás partidos, será la causa principal del inicio del éxodo.
La instauración de un modelo nacionalista a nivel político y social también tendrá consecuencias económicas. Actualmente la anomalía económica de País Vasco, como segunda región de España en renta per cápita tras la Comunidad de Madrid, se produce aportando mucho menos fiscalmente a la Administración Central del Estado del valor de lo que recibe de éste, y goza de mucha mayor financiación pública por habitante para servicios públicos comparables que las quince CC.AA. de régimen fiscal común.
Decepción con el Gobierno vasco por su nula atención a la situación y las necesidades de las víctimas del terrorismo y demás personas exiliadas, que contrasta con la dispensada a descendientes de vascos residentes fuera de España por causas ajenas al terror (emigración económica a América fundamentalmente), los cuales tienen derecho a voto en las elecciones vascas, según el artículo 7.2 del Estatuto de Guernica.
Pese a haber desaparecido la expresión más violenta del nacionalismo, el Gobierno vasco liderado por el PNV no ha creado las condiciones –educativas, lingüísticas y sociales– para facilitar su retorno. En realidad, los quieren fuera para consolidar, sin estorbo alguno, su proyecto excluyente.
Las elecciones desarrolladas en el País Vasco desde el año 1978 nunca se han realizado dentro de los estándares democráticos. Los resultados han estado, también actualmente, condicionados por la falta de libertad, la persecución y la amenaza. Estas circunstancias han impedido que las alternativas no nacionalistas puedan competir en igualdad de condiciones. No han podido hacer campañas con normalidad, ni disponer de candidatos autóctonos o contar con interventores y apoderados. El censo ha sido alterado, con carácter definitivo, por el terrorismo de ETA y la presión nacionalista.
El Gobierno de España, al margen de las indemnizaciones correspondientes, no ha asegurado el resarcimiento al que tienen derecho como víctimas del terrorismo. No ha adoptado ninguna medida para devolverles los derechos de los que fueron despojados. No solo siguen impunes 379 asesinatos, sino que su privación del derecho al voto ha asegurado para el nacionalismo unos resultados que no habría alcanzado sin la existencia del terrorismo.
La descapitalización provocada, y no solo de orden moral, es evidente. Los descendientes de las personas asesinadas no volverán al País Vasco. La fuga de talento y de emprendedores y la pérdida de atractivo del País Vasco como tierra de oportunidades queda acreditada con un dato incontestable. En 1975 el País Vasco suponía el 7,80% del PIB nacional, hoy apenas llega al 5,90%.
Las nuevas generaciones descendientes de las personas asesinadas y extorsionadas constatan la falta de interés institucional por explicar qué ha supuesto para España la existencia del terrorismo. No han conocido el testimonio de ninguna víctima durante su etapa escolar. El sistema educativo y el nivel de exigencia del euskera no asegura poder desarrollar una carrera profesional brillante en el País Vasco. Los que aún permanecen, probablemente buscarán su futuro fuera y los que se marcharon no volverán.
EH Bildu se ha convertido junto a ERC en partidos de gran protagonismo político por la dependencia de la coalición PSOE-Unidas Podemos en el ejecutivo nacional. Por el contrario, la salida de un 10 % de la población total del País Vasco por motivos de discriminación y amenazas, no ha sido reconocida, ni integrada, favoreciendo de esa forma la eliminación de la pluralidad política vasca. La consecuencia es la consolidación de la comunidad vasca como un elemento nacional con derecho a un proceso de autodeterminación, a costa de una parte de la sociedad vasca, impulsada a un exilio permanente, por el contexto discriminador creado por unas instituciones autonómicas ideologizadas.
Analizamos en el primer informe CEU-CEFAS los retos de la nueva configuración estratégica y reflexionamos sobre el papel que las potencias occidentales quieren tener en ella.