El triunfo de Milei en Argentina pone fin a una de las etapas más negras de ese país, el peronismo. El liberal Javier Milei ha ganado rotundamente las elecciones con casi 12 puntos de ventaja frente al peronista y ministro de economía Sergio Massa.
Durante más de 70 años, un país próspero y rico se fue hundiendo en la ruina económica y lo que es peor en una crisis moral que afectó a una gran parte de la sociedad. El peronismo ha supuesto un deterioro moral de la sociedad argentina, principalmente fruto de la corrupción, la impunidad y el deterioro de las instituciones y ha creado una sociedad dependiente del estado y de sus “paguitas”, sin perspectivas de futuro y donde los jóvenes mejor formados y con ganas de prosperar tienen que abandonar su país y buscarse un futuro en otro.
Las crisis económicas son muy graves, pero con disciplina macroeconómica, voluntad y gestión se pueden superar. Sin embargo, la destrucción moral de una sociedad es más difícil de revertir y puede llevar décadas volver a tener un país donde la ética y el bien común sean las que guíen a sus ciudadanos y la clase política.
La elección de Javier Milei también rompe un ciclo de gobiernos social-comunistas en el continente americano con países como Colombia, Chile, Bolivia, etc. apoyados por el Foro Sao Paulo y el Grupo de Puebla, ambos verdaderos poderes en la sombra que con su financiación y apoyo humano han sido claves para la toma de poder en estos países. La victoria de Milei representa un estímulo para los grupos opositores en todos los países del continente y pone de manifiesto que otras políticas y otros valores son factibles para alcanzar mayorías sociales y gobiernos en la región.
El nuevo gobierno en Argentina va a tener que desmantelar un entramado de intereses y corrupción que se ha ido tejiendo durante décadas y que será difícil de romper. El trabajo va a ser superlativo y las trabas por parte de este entramado clientelista no se lo va a poner nada fácil. Sin embargo, es ahora o nunca. No es posible construir una nueva Argentina sin derruir este edificio de podredumbre que ha creado durante décadas el peronismo. Construir algo nuevo siempre es laborioso, pero con el apoyo de la juventud, que ha votado en masa por el cambio, será más fácil. Es esta juventud la que tiene que esforzarse y luchar por crear un nuevo país y una sociedad en la que el mérito y el trabajo duro sean los motores de la sociedad. Argentina es un país rico en recursos materiales y humanos y estos últimos son los más importantes para reconstruir una nación que en el pasado fue una de las más ricas del mundo.
Como decía al principio reconstruir económicamente el país será difícil, pero recuperar a la sociedad de décadas de corrupción moral será una labor titánica sin la cual la recuperación económica no habrá servido de nada. Porque sin pilares morales sólidos Argentina volverá a caer antes o después en su particular infierno: el peronismo.